RODRIGUEZ BALDERAS, RUBEN / Escritor
-La triplemente apasionante historia de la iglesia en México
-Tlaxcala, larga historia de 14000 años, pueblo indómito desde hace 600 años
-Tlaxcala, cuna de la evangelización y del mestizaje
-Los primeros mártires de América
-Fama de Santidad a lo largo de 500 años
-Beatificación y Canonización de Cristóbal, antonio y Juan
-Ocho importantes sucesos de la Beatificación y Canonización de los NIños Mártires, y más repercusión en la vida civil y académica de México
-Nueva aportación de México a América y a la humanidad entera
La historia, la Iglesia y México, son tres realidades apasionantes. Las tres conforman el contexto del acontecimiento que narramos en esta obra, acerca de los niños mártires de Tlaxcala. El martirio de estos niños en 1527 y 1529 marcó hondamente, con el sello auténtico de la santidad, el inicio de la historia de la Iglesia en México, como mostraremos en las siguientes páginas.
Los Santos Niños de Tlaxcala, al derramar su sangre por Jesucristo, dieron al mundo entero un legado de incalculable valor espiritual. Aunque hayamos tardado casi cinco siglos en descubrirlo, ahora disfrutémoslo y hagamos participes de él a todos los hombres y mujeres, como una de las más valiosas aportaciones de México a América y a la humanidad. La comisión Diocesana Pro-Canonización de los Niños Mártires realizó a lo largo de dos años numerosas investigaciones históricas, bibliográficas e iconográficas en México para enviar a Roma una abudante información sobre ellos. Con estos testimonios, el postulador padre Califano elaboró la Positio super canonizatione y la entregó para su estudio a una comisión de cardenales. Cuando éstos la aprobaron el papa Francisco decidió realizar la Canonización.
EL presente estudio nos llena de altivez al reconocer la nobleza y gallardia que han estado presentes desde los primeros años de nuestra historia mexicana. Tomemos conciencia de que en el siglo XXI tenemos la real posibilidad, que es también exigente responsabilidad, de recuperar los tesoros de mexicanidad de nuestros antepasados; plenamente abiertos a la modernidad, tenemos la obligación de no olvidar nuestras nobilisimas raices y manifestar al mundo nuestra grandeza mexicana para seguir contribuyendo a la formación de la humanidad entera.